Sunday, December 28, 2014

El síndrome de Prometeo


¿Cuál dices, profana, que fue mi error?
¿Qué es aquello que dices que ultrajé?
¿Por qué es que yo, que tanto te adoré,
sufro este inmenso y horroroso dolor?

Esta ave carcome, corroe mi piel,
pues esclavo soy de tu recuerdo cruel.
Maldito el vaivén de tu tiempo, mujer
y maldito el día en que tu amor robé.

Qué forma la tuya de agradecer
a éste, tu siempre compañero fiel,
que por tal ahora ha de padecer
eterna condena de amarte... mujer.


EMB